“Al mismo tiempo siento la insistencia de mis padres. Siempre exigen puras A’s y que trabaje, pero nadie me entiende. Exigen mucho de mí, pero no saben lo que es ir a la escuela, luego al hospital y más tarde a trabajar, llegar a la casa y empezar la tarea”, nos explicaba Lisa (*) sobre su situación familiar en el segundo piso de la biblioteca de California State University, Stanislaus.
Lisa es una alumna de enfermería que es la primera en su familia en asistir una institución de educación superior. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Georgetown, 32% de los estudiantes de este nivel educativo son la primera generación en su familia en ir a la universidad. Esta estadística demuestra un progreso para las familias, pero a veces la realidad es otra- tres de cada cinco estudiantes que son primera generación no completan su bachillerato en menos de seis años. Claramente, el ser el primero trae obstáculos para aquellos que no tienen la preparación adecuada.
¿Pero qué sucede cuando un estudiante es primera generación en la universidad y a la vez la primera generación en Estados Unidos? ¿Qué complicaciones encuentra un colegial al tratar de lograr el llamado “sueño americano” y graduarse? Al querer mejorar su situación económica por medio de la educación, algunos alumnos encuentran obstáculos en el camino. Los siguientes estudiantes cuentan sus experiencias en el colegio y la lucha por ser exitosos.
La necesidad de saber y trabajar
María (*), de 24 años de edad, asiste al Modesto Junior College y habla sobre las dificultades que ha tenido que superar. Al preguntarle que elaborara sobre sus obstáculos, da una respuesta muy clara:
–El problema mío ha sido no saber desde el principio. En la preparatoria nadie me informó cómo llenar una solicitud, mis padres no terminaron la preparatoria y mis hermanos no fueron al colegio. Así que no hubo nadie quien me guiara. Al entrar a la universidad, yo solita me la tuve que averiguar para pasar mis clases.
María también agregó que una de las razones por la que sobresalir en el colegio ha sido difícil, es que siempre ha tenido que trabajar. Esto fue claro, ya que la entrevista se condujo a las diez de la noche en su casa, en cuanto llegó de su empleo. Llegó a su casa, con su camisa sucia y sudada, y trataba de organizar su cuarto para que me pudiera sentar y ella empezar en un proyecto. Al preguntar que ampliara sobre su trabajo, agregó:
–Desde los 16 años he trabajado para ayudar a mi familia y para pagar mis gastos. Agradezco que ellos me hayan ayudado, pero es difícil dedicarse solamente a la escuela cuando sé que tengo que ir a trabajar también. Pone una restricción enorme en mi tiempo.
María está en su sexto y último año en el colegio, a punto de transferirse a una universidad; explicó que si alguien además de su consejera académica le hubiera dado consejos, tal vez su estancia en un colegio comunitario hubiera sida más rápida.
Aprender inglés y enfermería
Un caso similar es el de Will (*) de 24 años de edad, que viene de una familia inmigrante filipina. Es estudiante de sociología en CSU-Stanislaus y habla sobre la presión que sus padres han impuesto en él.
Will aceptó ser parte de la entrevista, pues tiene años de conocer a esta estudiante de periodismo además de que coincidimos en la clase de sociología. La entrevista se condujo en el aula en que tenemos la clase, mientras él se organizaba para entregar un trabajo. Nos quedamos en el mismo mesabanco y él sacó todos sus materiales antes de empezar a platicarme de sus experiencias. Esta entrevista fue hecha en inglés y luego traducida, ya que Will solo habla inglés y filipino.
–Desde que empecé la escuela en este país, se hizo claro que tenía que sobresalir académicamente. Mis expectativas siempre fueron altas, mis padres no tuvieron la oportunidad de ir a la escuela, así que yo tenía que sacarle provecho. Por un lado fue bueno porque me ayudó mucho a sacar buenas calificaciones, pero era difícil. Tuve que aprender un nuevo idioma y además manejar mi idioma nativo. Cuando entré al colegio, mi familia tenía la expectativa de que fuera ser enfermero. Obviamente, eso no funcionó para mí.
Will solicitó al programa de enfermería de CSU Stanislaus dos veces, pero no fue aceptado. Dijo que aunque esto decepcionó mucho a sus padres, él estaba feliz al estudiar sociología.
–La enfermería nunca me llamó la atención. Sé que decepcioné a mis padres, pero tuve que hacer lo que era mejor para mí.
Escoger entre estudiante, trabajadora y ama de casa
Otra estudiante que está en la misma situación es Lisa, quien está inscrita en enfermería en CSU Stanislaus y tiene 21 años de edad. Lisa siempre ha sido estudiante de un promedio de calificaciones de 4.0, y nada ha cambiado en su educación colegial. Es mesera en un restaurante y habla sobre la presión que siente de sus padres. Esta entrevista se pudo hacer por el milagro de que una de sus clases fue cancelada; Lisa tenía que estar en el Emmanuel Medical Center en unas dos horas, así que decidimos hacer la entrevista en la biblioteca para que le quedara cerca irse al hospital. Escogimos el segundo piso, ya que estaba más habitado y se sentía más cómoda platicando con gente a su alrededor.
–Al mismo tiempo siento la insistencia de mis padres. Siempre exigen puras A’s y que trabaje, pero nadie me entiende. Exigen mucho de mí, pero no saben lo que es ir a la escuela, luego al hospital, y luego ir a trabajar, llegar a la casa y empezar la tarea.
Lisa explicó que hay veces que su mamá le pide ayuda en la casa, pero simplemente no tiene tiempo. Aclara que le gustaría ser mejor hija y acomedirse a ayudar en los quehaceres domésticos y con su familia, pero que no le quedan horas en el día ni para ella misma.
—Tengo que escoger entre ser buena estudiante, trabajadora y ama de casa. No’más escojo dos, no puedo ganar en todo.
Un paso hacia delante
Estos tres colegiales demuestran las dificultades de ser la primera generación en este país y al mismo tiempo ser los primeros universitarios en su familia— tener la presión de dos culturas mientras uno sale adelante. Es un fenómeno bastante común ahora, 30% de los estudiantes primera generación son inmigrantes (Georgetown University) . En estos tres entrevistados se ve el esfuerzo para enorgullecer a los padres y a la misma vez aprender el camino uno mismo.
Aunque la insistencia de la familia es una molestia para ellos, es obvio que los padres quieren ver el “sueño americano” obtenido por medio de sus hijos. María, Will y Lisa tuvieron poca orientación académica y han tenido otras obligaciones que cumplir por ser de bajos recursos, factores que desafortunadamente hacen la experiencia colegial más difícil.
Para alumnos inmigrantes y primera generación en la universidad, hay programas en las preparatorias que los guían y les ayudan con recursos para poder entrar al colegio. Programas tal como Advancement Via Individual Determination (AVID), y Upward Bound, son programas federales que son específicamente para este tipo de estudiantes.
Estos programas ofrecen paseos a colegios, tutoría a alumnos con bajas calificaciones y consejeros que les ayudan a solicitar ingresar al colegio. En CSU Stanislaus, hay programas como Program for Academic and Career Excellence y Educational Opportunity Program, que son ofrecidos para colegiales de bajos recursos/ primera generación que ofrecen incentivos tal como consejeros, servicios de impresión y talleres para sobresalir en la escuela.
Para más información sobre estos programas y para ver si están en su preparatoria local, visite www.avid.org/what-is-avid.ashx, y www2.ed.gov/programs/trioupbound/index.html. Para los programas mencionados en CSU Stanislaus, puede visitar las oficinas localizadas en el edificio MSR en el campus, o visitar el sitio www.csustan.edu para más información.
Nota: (*) Los nombres fueron cambiados para mantener la privacidad de estos estudiantes.